Corriendo junto a Madelaine o, mejor dicho, mirando chicos?

-Podrias soltar eso y salir de mi cuarto?-Grite mientras trataba de que mi hermano saliera de mi habitacion. Habia entrado de nuevo sin permiso, ya no lo aguantaba que hiciera eso. Lo agarre y como pude lo saque fuera de la habitacion. Una vez fuera, cerre con llave la puerta, y me tire rendida en mi cama. -Ash, como odio esto-Dije, y me tape la cara con la almohada. Mis ojos se cerraban de apoco, pero me levante rapido. No iba a pasar este dia acostada en la cama. Agarre mi celular y le mande un mensaje a una gran amiga. Maddie, te gustaria ir a correr? Culquier cosa, te espero en el campo de deportes, besos!. Lo mande, y me fui a vestir.

Agarre mis llaves, y celular, y fui directamente hacia el campo de deportes. En el camino, compre un rico cafe en Starbucks. Necesitaba volver a probar uno de esos, a pesar de los años, ellos siguen haciendo el mejor cafe de todo el mundo, eso lo puede decir. Llegue al campo, y habia alguna que otra persona corriendo. Estacione el auto, y baje. Camine de apoco hacia la pista, pero antes, tire el vaso de cafe vacio en un tacho, no pensaba correr con eso encima. Empece a correr de apoco, a un ritmo muy tranquilo, me gustaba estar tranquila, y cuando corria o caminaba, me sentia muy tranquila.

Sonaba, sonaba y no dejaba de sonar. Mis oídos estaban hartos de escuchar esa chillante alarma del despertador. - Judith... ¿puedes apagar ese maldito reloj? - Oh, si... Ya estaba de mal humor, siendo las... ¿2 p.m.? Vaya, sí que había dormido esta noche. Me destapé apenas, lo suficiente para poder mirar al mi alrededor y noté que Judith no estaba. - Qué extraño... - Realmente, disfrutaba estar sola en mi habitación, es decir, amaba a Judith, mi gemela inocente, pero también amaba la tranquilidad de mi cuarto. Volví a tapar mis ojos enseguida y dejé que mis ojos se cierren nuevamente, tenía pensado dormir hasta hartarme de ello.

Segundos después, una pegadiza canción arruinó mis planes y, además de eso, me hizo asustar de tal manera que me caí de mi cama, ya que estaba en la punta, enredada entre mis sábanas y los aubriculares de mi IPod. - ¡Genial! - Ironicé mientras, de mala gana y muy perezosamente me levantaba de entre las muchas cosas que estaban ya atadas a mí. Busqué mi celular, guiada por el ringtone que aún se escuchaba en toda la habitación y tal vez en la casa. Al encontrarlo, leí el mensaje y, por primera vez en lo que llevaba del día, una sonrisa se dibujó en mis labios. ¿A qué se debía eso? Bueno, alguien más había planeado hacer algo productivo, y a la vez agradable para mí, y me invitó. No respondí el sms, solo empecé a buscar por todos lados un conjunto de ropa cómoda, y a la vez abrigada, para dar una vuelta por el campo de deportes.

Una vez lista, busqué mi celular y mi IPod para entretenerme mientras ponía en movimiento mi cuerpo y bajé las escaleras con el simple y común aviso a mis padres. - Voy a salir, mas tarde vuelvo. - Si me escucharon, bien, sino... Bueno, luego me vendría el sermón, pero me podría ir con la consciencia tranquila, porque a alguien le habré avisado. Me subí al coche que compartía con Judith y conducí hasta el Campo de Deportes, el lugar acordado para encontrarme con Elaine. Al llegar, estacioné el auto cerca y empecé a caminar por todo el lugar en busca de mi gran amiga. Por suerte, no tardé mucho en encontrarla y corrí hasta ella, aunque no me detuve cuando estuve lo suficientemente cerca, porque ya estaba en movimiento. - Hola Elaine. - Le sonreí, mientras colocaba los auriculares en mis oídos. - Buena idea de estar en forma, eh... - Bromeé, mientras revisaba las canciones en mi IPod y seleccionaba una demasiado tranquila. Bajé el volúmen hasta casi lo mínimo, para poder charlar como personas normales... o al menos intentarlo.